domingo, 19 de junio de 2011

CAPÍTULO 1X12: SÁLVESE QUIEN PUEDA




Alfonso y Carmiña, llegaban por fin al orfanato. Los niños, que en ese instante estaban merendando, dejaron todo tal cual y salieron corriendo a saludar a Alfonso. Este, rápidamente explicó quien era Carmiña y por qué había llegado al orfanato.

– Hola chicos, como veis, hoy vengo acompañado de esta gran mujer. Se llama Carmiña y viene a trabajar al orfanato. Porque se lo he ofrecido yo, y bueno… no ha sabido rechazar mi petición. Ella os va ayudar en todo lo que pueda, os aseguro que es una excelente persona y que no os va a decepcionar.
– Si, parece muy simpática. Espero que se quede mucho tiempo con nosotros en el orfanato. – Dijo Sandra

Alfonso y los niños llevaron a Carmiña ha su habitación. Que casualmente era la misma que tenía ella en la época en la que Flora era directora. La habitación estaba un poco sucia, pero aun se conservaba el muro con fotos de la pared. Algo que a Carmiña le traía muchísimos recuerdos.

En el ‘sótano de la muerte’ los huérfanos cada vez estaban más débiles. Hacía días que ‘Los hombres de negro’ habían dejado de darles comida. Si siguen así, pronto comenzaran a morir.

 Esa misma tarde, Gerardo se reunía con todos sus hombres. Tenían que comenzar lo antes posible con la fase B del plan de los Montero Ruiz. Hacía varios días que habían dejado de lado el plan, por la ausencia de Gerardo. Que esos días había estado investigando la identidad de Nicolás, el hijo de Sonia.

La sala de la luces, esa sala donde estaban encerrados Sonia y Roberto, se quedó vacía. Por una vez en mucho tiempo, no había nadie vigilando. Todos estaban reunidos. Esta era la mejor oportunidad que tenían Sonia y Roberto para escapar. Estaban muy nerviosos, porque ya intentaron escapar una vez, pero no sirvió de nada.

Alfonso, que en ese momento se encontraba en la cocina preparando la cena, llamó a Sandra, y esta vino inmediatamente.
– Sandra cariño, me puedes prometer una cosa?
– Explícame Alfonso, ya sabes que aunque sea pequeñita yo intentare entenderte y hare lo posible por ayudarte.
– Mira cariño, quiero que sepas, que si me pasa algo o por cualquier cosa algún día falto, quiero que hagas caso a Carmiña. Ella os cuidara igual o mejor que yo.
– Por qué dices eso Alfonso?
– Si te lo cuento, me tienes que prometer que no se lo vas a decir a nadie.
– Claro, ya sabes que en mi puedes confiar.
– Te acuerdas el otro día, cuando me quede atascado en la carretera y os pensasteis que me había pasado algo?
– Claro que me acuerdo, ese día estaba triste, pensaba que habías muerto.
– Bien, pues ese día, cuando me quede en mitad de la carretera tirado. Me encontré este mapa. – Alfonso le enseña el mapa a Sandra – Parece un mapa normal, pero no lo es. Por detrás hay un nombre escrito, y hay manchas de sangre seca. Me quede un poco asustado… Y bueno, empecé a investigar. Y pronto me fui dando cuenta de que este sitio no es normal, en el bosque pasan cosas raras. Pero claro, era misión imposible. No sabía por dónde empezar a investigar. Hasta que encontré una granja que hay por aquí cerca, allí estaba Carmiña, y ella me explicó toda la historia de este orfanato y muchas cosas más. Por eso, quiero pedirte perdón a ti y a todos, porque estos últimos días no he estado mucho por vosotros. La mayor parte del tiempo, he estado fuera, en vez de cuidar de vosotros.
– Pero Alfonso… no hace falta que pidas perdón. Tú puedes irte donde quieras, y cuando quieras. Y no tienes por qué darnos explicaciones. Nosotros, o al menos yo, ya sé que puedo confiar en ti. Y bueno… míralo por el lado positivo. Ahora ya no estamos tan solos, ahora estamos con Lorenzo, con Carmiña… Y todo gracias a ti.
– El caso es que yo quería decirte, que ahora Carmiña y yo nos vamos. Vamos a ver que esconde este mapa. Y por qué Miguel Ángel, que era el dueño del mapa, tenía una cruz en este sitio. Algo importante tenía que haber allí, porque a Miguel Ángel lo mataron por este mapa.
– Tranquilo Alfonso, que no os va a pasar nada, ya lo veras. Y puedes estar tranquilo, que no voy a decir nada a nadie, ni siquiera a mi hermano. Esto es un secreto entre tú y yo.

Sandra no se sorprendió nada, al escuchar a Alfonso decir que en el bosque pasaban cosas extrañas. Ella mejor que nadie, sabía que en el bosque mataban a gente.

Alfonso y Carmiña, pusieron una excusa a la resta para poder salir del orfanato. Únicamente Sandra sabía dónde iban en realidad. Pero la niña estaba dispuesta a guardar silencio.

Una hora mas tarde…
Eran cerca de las siete de la tarde de un otoño frio, el más frio de los últimos años. El tiempo no acompañaba mucho, ya que estaba a punto de caer un gran diluvio. Iba a ser una noche pasada por agua. ‘Los hombres de negro’ habían finalizado ya su reunión. Y Gerardo y algunos de sus hombres estaban de vuelta a la sala de luces, en la que seguían Sonia y Roberto encerrados. La resta de ‘los hombres de negro’ se quedaban en el sótano de la muerte, con todos los niños.

A Sonia y a Roberto, se les acababa el tiempo, tenían solo unos minutos para poder salir de allí. Pero estaban muy bien atados a la silla, y no podían escapar.

Lorenzo, el guardián seguía en el orfanato. Marginado, por los niños que seguían sin confiar en él. El guardián se sentía bastante solo. Además desde la llegada de Carmiña al orfanato, Lorenzo se comportaba de una manera muy extraña. Los niños se dieron cuenta y sospechaban de que posiblemente ocultaba algo.

Sonia y Roberto lograron soltarse de la silla, el problema ahora, era como salir de allí. Había un pasillo larguísimo y se escuchaban las voces de una cría. La niña no paraba de decir  – ¿Hay alguien ahí? – y se escuchaba el llanto de la pobre criatura. Más tarde la niña dijo – Ayudarme! Sacarme de aquí! – La niña pedía ayuda, pero nadie le podía ayudar. La puerta estaba cerrada con llave y era una puerta dura, así que no se podía romper fácilmente.

La niña estaba sola y encerrada en ese lugar. Al que nadie podía entrar. Estaba apartada del resto de los niños y niñas huérfanas que estaban en el ‘sótano de la muerte’. Además, estaba protegida allí. Nadie podía llevársela. Porque en el caso, de que la puerta se abriera, saltarían las alarmas.

Sonia y Roberto, no pudieron hacer nada por sacar de allí a esa pobre niña. Se sentían impotentes por no poder ayudarla. Además el tiempo jugaba en su contra, o salían de allí en menos de diez minutos o Gerardo les pillaría.

Alfonso y Carmiña, estaban ya cerca de la cruz que marcaba el mapa. El cielo estaba muy oscuro y por el caminó apenas se veía nada. Así que Alfonso, cogió la linterna que guardaba en el bolsillo, para iluminar el camino. Fue cuestión de unos segundos, y comenzó a diluviar, caía una fuerte lluvia y Alfonso y Carmiña no llevan paraguas, el mapa se mojo y acabó hecho polvo.
Así que ahora, solo podían llegar a la cruz que marcaba el mapa por instinto propio.

 Carmiña, dijo conocer el bosque como la palma de su mano, el día que conoció a Alfonso. Pero esta, no se acordaba muy bien de esta zona, ya que ella andaba más por la zona del orfanato y alrededores.

Por culpa de la lluvia, la linterna se estropeó. Así que para colmo ahora les tocaba ir sin mapa y a oscuras por el bosque. Alfonso y Carmiña se pararon de golpe, al escuchar las voces de una mujer y un hombre. Eran Sonia y Roberto que habían conseguido salir de allí.

La cruz que marcaba el mapa, era la sala de luces, donde vivía Gerardo y donde estaba esa niña encerrada. Miguel Ángel, estaría investigando a Gerardo y a su organización, lo pillaron y lo mataron.

Sonia y Roberto, estaban a las afueras de ese terrible lugar, en el que habían estado encerrados varias semanas. No sabían cómo salir del bosque, ya que todo estaba oscuro y no se veía nada. Sonia y Roberto di ambulaban por mitad del bosque sin rumbo. Con el miedo de encontrarse con el psicópata de Gerardo.

Y así fue, a los pocos minutos Gerardo y sus hombres aparecieron y vieron a dos personas. Y uno de los hombres dijo ­ – ¿Quién anda ahí? – y rápidamente pegaron un disparo. Al oír el disparo, Sonia y Roberto salieron a correr. Gerardo no sabía si eran Sonia y Roberto o no. Pero podría ser alguien sospechoso. Gerardo estaba muy enfadado, no quería que nadie anduviera por allí y menos a esas horas.

Carmiña y Alfonso que estaban escondidos detrás de unos matorrales, estaban boquiabiertos con la situación que estaban viviendo. Estaban viendo como una panda de locos disparaban, estaban en peligro.

 Por desgracia, Carmiña estaba sangrando a no poder más. Le habían pegado un tiro en la pierna y no podía moverse. Carmiña, le dijo a Alfonso:

– Escápate ahora que puedes Alfonso. Si te quedas aquí, vas a morir. Van a venir a por ti.
– Pero Carmiña, no te puedo dejar sola. Te han pegado un tiro en la pierna, estas sangrando.
– Corre, escápate, tienes que cuidar de los niños. Yo ya he vivido mucho, da igual si me muero ahora. Mi vida tendría que haber terminado hace tiempo.
– Carmiña, voy hacer todo lo posible para salvarte. Mira, ahora te llevare en brazos hasta el orfanato y después iremos a un hospital a que te curen. Pero tú tranquila cariño, que vas a sobrevivir.

CONTINUARÁ…

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