Sandra no paraba de darle vueltas. A pesar de que Alfonso le animaba, la niña estaba triste porque sabía que sus padres no iban a volver nunca más. La pobre niña sabía que ya no había vuelta atrás, sus padres habían muerto.
Carlos lo lleva mucho mejor
que su hermana, aunque el niño solo quiere aparentar que está bien y hacerse el
fuerte. Por dentro, Carlos está destrozado. Piensa que todo es por su culpa,
por jugar a los investigadores y llevar a su hermana al bosque.
Alfonso comenzó a hablar con
los dos hermanos y con la resta de chicos.
–
Se que lo estáis pasando todos muy mal, son momentos muy difíciles. Pero pronto
vamos a salir todos adelante. Yo también lo paso mal, cada vez que veo a Sandra
llorar o cada vez que veo alguno de
vosotros triste.
–
Es que echo de menos a mis papas… – Dijo Sandra.
–
Ya Sandra, te entiendo perfectamente. Pero mira… vamos hacer un juego. Tenemos
que pensar en cosas bonitas para no ponernos tristes. Si todos superamos la
prueba os prometo que iremos a un sitio mucho mejor, iremos al orfanato y
juntaremos muchos niños como vosotros para que seáis amiguitos y así no estéis
tan tristes. Seremos como una gran familia.
Los niños intentaron superar
el juego. A Sandra le costaba un poco más.
Así que se fue a su
habitación, la niña necesitaba estar sola.
Alfonso, estaba dispuesto a
dejar atrás su casa. Donde había convivido desde que era pequeño. Estaba
dispuesto a vender su casa para darles un hogar mejor a esas pobres criaturas. Además,
quería formar una gran familia, quería buscar a más niños huérfanos y que todos
estuvieran juntos.
Al
día siguiente en ‘el sótano de la muerte’…
‘Los hombres de negro’
preparaban el que sería el entierro de los padres de Carlos y Sandra. Todo
estaba preparado para que el plan saliera a la perfección. Tenían los cuerpos
de dos personas muertas, con el cuerpo totalmente machacado. Las personas
perfectas, para hacerse pasar por los padres, ya que apenas podían distinguir
las caras, por los fuertes golpes.
En el otro lado, Sonia y
Roberto seguían encerrados en aquella sala. Gerardo, los tiene allí encerrados y
parece que no tiene intención de dejarles salir de ese lugar. Al parecer Sonia
y Roberto esconden algo… Algo que han escondido durante mucho tiempo…
En casa, Alfonso ya
preparaba la cena para los muchachos. Al día siguiente era el entierro, y
seguramente el día más duro para los críos.
Al día siguiente…
La mañana había llegado,
Alfonso sabía que Sandra lloraría mucho, porque es una niña muy sensible. Sabía
que no lo iba a pasar nada bien y que la niña estaba muy mal de ánimos.
Todos los niños subieron al
coche, y Alfonso se puso a hablar con Sandra, ya que estaba muy afectada.
–
Cariño, tú no estés mal. Mira, en media horita estamos en el cementerio y
después, ya todo habrá terminado. Tendremos que olvidarnos de todo, y seguir
adelante… la vida no se acaba aquí Sandra.
La niña estaba callada, sin
ganas de hablar y con los ojos muy llorosos, entonces Alfonso le dijo.
–
Cariño, se que estas muy muy triste. Y si quieres puedes llorar. ¿Sabes una
cosa? A veces llorar es bueno. Pero me tienes que prometer, que a partir de
mañana, ya todo se va acabar. Quiero que mañana estés más animada. ¿Me lo
prometes?
–
Te lo prometo – Sandra
abrazó a Alfonso y le dio un beso.
En
el cementerio…
-
Los que habéis conocido a Sonia y a Roberto sabéis que eran unas personas
maravillosas que aportaban luz y felicidad a su familia y amigos. Sus hijos
eran para ellos lo más importante de su vida y el gran reflejo de su amor.
Sonia y Roberto ya no están entre nosotros, pero siempre van a ser recordados.
Que la misericordia de Dios compense por las penas. Descansen en paz.
El funeral fue un mar de lágrimas,
todos lloraban la muerte de Sonia y Roberto. Eran una pareja muy querida en el
pueblo y muy sociable. Todo el mundo está sorprendido por lo que ocurrió.
Sandra, estaba totalmente destrozada. Pero todo tenía que cambiar, ella misma
sabia, que no podía seguir así de mal, si no acabaría en una profunda
depresión.
El plan había salido tal y
como habían pensado, todo salió a la perfección. Ahora ya podían hacer con
Sonia y Roberto todo lo que quisieran. Por fin, se terminaba la primera parte
del plan de los Montero Ruiz.
Gerardo cada vez estaba más
nervioso y enfadado, Sonia y Roberto no estaban dispuestos a contar nada...
Enganchaita me tienes con esta serie... jejejejeje
ResponderEliminarTe digo lo de siempre, sigue asi!!!!