PEKIN EXPRESS: AVENTURA EN ÁFRICA
El mayor pozo de África se llama Kibera. Significa 'bosque' y le pusieron nombre cuando, a principios del siglo XX, el gobierno colonial inglés entregó a los soldados sudaneses de los Kings African Rifles un pedazo de tierra a cambio de sus servicios. Cien años después, allí se encuentra de todo menos árboles. Hay tablas que quieren ser chabolas, trozos de hojalata que hacen de techo, ríos de heces, montañas de basura bajo, sobre y entre las casas y un millón de seres desahuciados del desarrollo social y humano más elemental. No tienen nada, salvo el récord inmundo de vivir en el arrabal más grande de África. En las afueras descarnadas de Nairobi (capital de Kenia), dos kilómetros cuadrados sirven de escenario a la pobreza descarnada. Es el principado de Mónaco, pero al revés. Mismo tamaño, distinta renta. No hay príncipes, ni yates, ni sistema fiscal; solo un millón de personas dedicadas al deporte nacional de los africanos: llegar vivo al día siguiente.
El agua no es gratis. Los grifos domésticos son un espejismo, pues el sistema potable se limita a 15 ó 20 puntos que están controlados por las mafias que cobran tasas por litro. Hay algunos baños públicos, controlados por mafias que cobran por entrar lo que cuesta un viaje en un 'matatu' (pequeña furgoneta atestada de viajeros). Lo más parecido a un váter son los 'flying toilets' (servicios voladores), que consisten en una bolsa de plástico que se llena de aguas mayores en la casa de cada cual, se anuda y sale a la calle en un imprevisible vuelo.
Y yo me pregunto... ¿y nos quejamos por qué nuestras madres nos hacen un plato de lentejas? Sí lo que deberíamos de hacer es darle un beso y un abrazo por darnos de comer cada día... Y es que esta es la realidad mundial, y es que esto es injusto, ¿por qué ellos y no nosotros? No hay más que decir.
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